TEMAS DE ACTUALIDAD
Necesidad social

Fermín Agudo Atencio
Colaborador
El trabajo es tan viejo como las necesidades orgánicas, y actúa, como un complemento vital en el compendio de todos los factores que inciden en la vida del hombre, y como tal, ha sufrido serias transformaciones a medida que ha evolucionado el tiempo. De la recolección de frutas por el homo sapiens, hasta el complicado desarrollo de las ciencias cibernéticas con la computadora como máximo exponente, han tenido que transcurrir largos milenios, pero toda esta evolución ha exigido profundos procesos de investigación cuidadosa. El trabajo es un medio eficiente para obtener: satisfacción personal, comodidad, tranquilidad anímica y salud corporal; es muy importante tener presente que al muchacho no se le debe excluir de dicho compromiso, sin interferir claramente con sus labores escolásticas. Muchos comprometidos por las necesidades gravosas que ponderaban sobre nuestros padres, tuvimos que internarnos en el mundo del trabajo prematuro, pero dicho acontecimiento no nos ha tornado de ninguna manera en seres frustrados, resentidos; por el contrario, hemos sentido una gran satisfacción de haberlo ejecutado con honor y amor infinitos. Y gran número de talentos que conozco, tuvieron que empezar a laborar en la primavera de sus vidas. No he visto criatura alguna que haya sido víctima del trabajo. Podemos accidentarnos o perder la vida en el desempeño de una labor por: arrojamiento, desconocimento, intrepidez, rapidez; pero nunca que la actividad en sí, sea responsable de un deceso personal. El padre de familia no debe mal acostumbrar al hijo, entregándole todo en las manos, recordemos que podemos estar formando en el seno del hogar un parásito eterno con malos hábitos arraigados. En la casa tenemos que asignarles tareas sencillas a los niños como: fregar, trapear, lavar, barrer, esto lo hace entes serios con tremenda responsabilidad fundamentada. Así sabrán que para comer debemos contribuir con la funcionalidad del hogar, alejándolos en esta forma de precipitarse a la miseria moral. Acabamos de signar un convenio mundial que prohíbe la explotación laboral infantil, presumo que su contenido es agresivo y elegante, pero, ¿tendremos consumado los planes para su real ejecución? El trabajo infantil como quiera que se realice es tan viejo como el andar a pies. No veo el por qué espantarse tanto por este asunto, el que procede así simplemente no conoce el interior del país. Hay un elemento destacado digno de ser mencionado de manera suprema: la época. Antes un niño o una niña salían a vender a la calle y no había un cristiano que osara ir en contra de su honor, hoy los mismos niños los enviamos a la misma faena al mercado y retornarán con dos monstruos en sus cabecitas: la malicia y la maldad. Y así comienza la prostitución del pensamiento con el envilecimiento del ser humano, echándose de bruces en el mundo miserable de la desobediencia. La calle de ayer alentaba; la calle de hoy corrompe.
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