Desde aquel día cuando el presidente electo, Martín Torrijos, reveló al país su propuesta de posibles reformas a la Constitución, ello ha dado pie para que tal revelación se haya convertido en la 'comidilla' de todo los círculos políticos del país, lo cual tiene su razón de ser.
Y es que todo el mundo, menos el pueblo al que siempre dicen consultar, pero que sabemos es mentira, se ha volcado a darle una preeminencia a la tal propuesta -propuesta y no proyecto como se suele decir- que parece que esa será la única que merecerá ser evaluada.
Y las preguntas que me hago son: ¿no hay otras propuestas sobre el tapete que merecen ser examinadas? ¿Por qué la presidenta Mireya casi se va de bruces -otra vez- en su carrera para avalar dicha propuesta? Y no estoy diciendo que la misma sea mala, lo que critico es que sin 'más allá ni más acá', el gobierno entero se tiró de cabeza y acogió el documento PRD como si el binomio de la 'M' -Martín-Mireya- se hubieran puesto de acuerdo con antelación, para confabular alrededor de un completo y total consenso, bipartidista, dando el 'go' a los legisladores, de lado y lado, quienes, cual caballos en gatera, sólo esperaban la voz de ¡Arre! para desbocarse en el hemiciclo donde a tambor batiente -lo verán ustedes, amables lectores- la propuesta Martín-Mireya va a ser aprobada bajo deslumbrante candilejas.
Personalmente, creo que esto de la discusión de la propuesta PRD va demasiado rápido y, como siempre, el pueblo mirón sólo será un 'pinche' espectador, aguardando el momento cuando deba decir, 'SI' o 'NO'. Estamos, como quien dice, enfrentados con la misma jeringa del pasado -con diferente pitongo- del presente.
¡Au Revoir!