El financiamiento de los fondos de pensiones, es uno de los peores dolores de cabeza para los políticos de todo el mundo. Y es que la realidad social y económica de los tiempos en que nuestras instituciones de seguridad social fueron establecidas, era muy distinta de la realidad de hoy.
Por eso no extraña que expertos de más de 10 países europeos, norteamericanos y suramericanos, realicen en Panamá la Novena Conferencia de Actuarios y Financistas para analizar por tres días, el futuro de las pensiones y de la protección a la salud.
Y es que las poblaciones están envejeciendo y están faltando los aportes al sistema, haciendo que los técnicos empiecen por dudar si las normas vigentes son adecuadas para cubrir las necesidades de esa población.
En el caso de Panamá, la Caja de Seguro Social presenta un panorama difícil, porque interactúan varios factores. En todo caso, su Programa de Invalidez, Vejez y Muerte, responsable del pago de las jubilaciones, tiene un déficit de unos dos mil 600 millones de balboas, convirtiéndola para algunos, en un paciente en una sala de cuidados intensivos.
Parte de las cifras existentes resaltan que hace 63 años cuando fue creada la CSS, existía una relación de 40 trabajadores cotizando por cada jubilado. Hoy día esa relación es de sólo cinco, causando serios desajustes. Una de las razones es que el sistema solidario hace que los que laboran, le paguen a los viejitos de hoy. Los que se jubilan mañana, dependerán económicamente de los trabajadores del mañana.
Lo otro es que no se puede separar el futuro de la CSS del crecimiento económico del país. El 80 por ciento de los ingresos de la institución provienen del pago de la cuota obrero-patronal. La pérdida de miles empleos en los últimos años, ha provocado un traslado de la sociedad con menos recursos, hacia el trabajo informal que no cotiza.
El aumento de los beneficiarios, de la demanda de los servicios médicos y de los costos de la prestación de esos servicios especializados por la alta tecnología requerida y de los tratamientos de enfermedades como el SIDA y los de insuficiencia renal, es sólo ejemplos de las presiones que tiene el cada día más escuálido presupuesto de la Caja.