El príncipe Felipe concluyó ayer el relevo de la antorcha olímpica por las calles madrileñas, encendiendo un pebetero en una de las plazas más simbólicas de la capital.
Cientos de personas esperaron a lo largo de la ruta y en la plaza de la Puerta de Alcalá para ver el fuego olímpico y vitorear a los 30 atletas, personajes del ámbito deportivo y personas que llevaron la llama.