Francia comenzó a preparar el partido con España, olvidadas ya las angustias con las que logró el pase a los octavos de final y rescatado el objetivo de llegar a la final del 9 de julio.
Los galos quieren recuperar la sonrisa antes del enfrentamiento contra España y por eso se ejercitaron hoy a puerta abierta y con público, un baño de masas destinado a elevar la moral de los jugadores.
Un millar de personas, muchos de ellos franceses residentes en Alemania o gente que se ha trasladado para seguir el Mundial, animaron el entrenamiento, el segundo con público que hacen los galos desde que llegaron al Mundial.
Al final de la sesión, en la que el seleccionador, Raymond Domenech, se cuidó mucho de mostrar sus cartas tácticas, los jugadores pasaron un buen rato firmando autógrafos a los aficionados, una forma de responder a las críticas de frialdad con el público.
Recargada la moral, la selección francesa volvió a encerrarse en su castillo, lejos de la luz y los taquígrafos, donde comenzarán a pergeñar el equipo que saltará el próximo martes al césped de Hannover contra España.
Si los franceses han dejado entrever que los de Luis Aragonés son favoritos, advierten que no entregarán el partido antes de jugarlo y que cuentan con jugadores capaces de marcar la diferencia, a la cabeza de los cuales está Zinedine Zidane, ansioso por terminar su carrera con una alegría. "Zizou será decisivo. Está preparado, es un competidor que le interesan los partidos de alto nivel", dijo.