La joven estudiante universitaria estaba llena de odios sociales. Cada vez que podía hablaba contra los ricos, los "explotadores del pueblo", ni qué decir de sus peroratas contra el "imperialismo yanki" en todo el mundo, y en especial en Panamá.
Todavía estaban los gringos en el canal y eso despertaba su "odio de clases".
A todo esto en lo personal tenía una imagen deprimente.
No se arreglaba el rostro, andaba mal peinada, vestía con ropas muy masculinas, etc.
Como considero que un profesor no sólo debe enseñar, un día me atreví a aconsejarla. Le dije que "ser revolucionaria no era sinónimo de andar mal vestida y tener cara de deprimida".
Imagino que no le gustó, pero se calló ante mi autoridad y la intención positiva de mi consejo.
Agregué que ella debía aprovechar su "sensibilidad social" para destacarse como alumna y sacar buenas notas.
Pasaron los años y poco a poco, ante la realidad de la vida, la joven se fue transformando.
Se arregló el físico, vistió mejor y ya no se le vio dando gritos y manotazos en los cierres de la Transístmica. Sus notas mejoraron y alcanzó las máximas.
En eso pensé el otro día cuando se apareció su padre muy orgulloso. Me dio fotocopias de un trabajo periodístico publicado a su hija en el exterior.
Me atreví a decirle que ella había cambiado mucho en la Universidad.
Y le señalé que incluso en su manera física se había notado ese cambio. Por supuesto que la joven sigue con sus ideas sociales, las que se reflejan en sus escritos de denuncias...
Como ella me ha tocado ver a varios jóvenes, que llegan a la "U" con el cerebro manipulado por los "sembradores de odios sociales".
Llámelos comunistas, socialistas, o ahora "chavistas", esto de la manipulación ideológica no es nuevo en Panamá.
Recuerdo cuando estaba en el Instituto Nacional, a fines de los años cincuenta. En conocidos cafés se daban "clases informales " de marxismo (comunismo).
Luego de ingresar a la Universidad de Panamá, me invitaron a "seminarios especiales " de marxismo, que daba un conocido catedrático.
No asistí porque nunca me ha convencido el comunismo y menos la llamada "lucha de clases". Eso no es más que el odio del que no tiene contra el que posee riquezas.
Pero varios de los que asistieron luego consiguieron buenos puestos en los gobiernos de la época. No sé si fue por el bendito seminario "ñángara".