EDITORIAL
Sangre
en las carreteras
El trágico
accidente del sábado en la noche que dejó un saldo
sangriento de 11 muertos y más de una veintena de heridos,
revela que los conductores hacen caso omiso a las disposiciones
que emite la Dirección del Tránsito.
La velocidad, el manejo desordenado y la falta de una señalización
adecuada son causas de que se engrosen las listas de accidentes
fatales que llenan de luto a muchos hogares panameños.
Ante lo ocurrido, la comunidad reclama que haya sanciones
más severas para los infractores de las leyes, que parecen
actuar con toda impunidad desde el momento en que son protagonistas
de fatales accidentes y al poco tiempo gozan de impunidad por
gestiones de abogados que consignan las fianzas correspondientes
o porque algunos dirigentes del transporte parecieran tener influencia
con las autoridades.
En el accidente del sábado por la noche, sin embargo,
hay que tomar un detalle en cuenta, y es la poca capacidad de
la morgue del Hospital Nicolás Solano a donde fueron trasladados
los cadáveres. La citada morgue sólo puede recibir
cuatro cadáveres y en vista de estas limitaciones los
cuerpos tuvieron que ser amontonados y colocados uno sobre el
otro, hasta el día siguiente, cuando el médico
forense realizaría la autopsia de rigor. Esto, a todas
luces vergonzoso, pone de manifiesto las serias deficiencias
que hay en los hospitales, lo que aumenta los severos cuestionamientos
que se hacen contra el Ministerio de Salud.
Los automovilistas también tienen que comprender que
no es una autopista el ensanche de la carretera hacia el interior
del país y por lo tanto no deben hacer uso de ésta
como si fuera una vía de alta velocidad. A ello hay que
sumarle que las escasas señales de tránsito casi
no se ven en la obscuridad de la noche y que los conductores
no respetan las reglamentaciones.
Doloroso ha sido lo acontecido en las inmediaciones de El
Higo de San Carlos, pero los automovilistas no escarmientan.
Mientras las autoridades sigan siendo flexibles y entreguen las
licencias de conducir a los infractores, seguirá el mismo
relajo. En la Dirección del Tránsito tiene que
haber un cambio radical y de estructuras, donde no se permita
el tráfico de influencias de dirigentes transportistas
ni de políticos. En la medida que esto se haga, se adecentará
el transporte que tiene muy mala imagen pública. Ya es
tiempo que a los usuarios se les respete y que las autoridades
salgan de sus refrigeradas oficinas para atender sus responsabilidades,
porque es inadmisible que siga muriendo gente inocente.
PUNTO CRITICO |
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