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Pasó el Miss Universo, y el país de los pobres, de los que están sin empleo, los que tienen que pagar el incremento en la tarifa de luz y el cinco por ciento hasta por un vaso de chicheme, cuando a duras penas les alcanza para comer, sigue igual y peor.
Tregua, pidieron los que ganan jugosos salarios, tienen tres y cuatro carros en el garaje y casa en Punta Mala, Punta Barco y Punta Chame.
Cuidado, advirtieron antes del evento, que el mundo nos mira y no podemos enseñar la cara fea, mejor póngase a ver las caras bonitas de las misses aunque sea por televisión.
Quedó atrás el jolgorio, la gran fiesta esperada y nadie ha dicho cuántos empleos generó a los panameños semejante fanfarria que mantuvo al país paralizado los últimos dos meses.
Suerte que terminó el certamen, porque cerraron la universidad en el centro de la ciudad y ya el Ministerio de Educación había extendido la medida a las escuelas primarias y secundarias en toda la provincia, quizá en prevención a que los niños del Picacho de San Carlos hubiesen empañado el evento que se celebraba en la Calzada de Amador.
Después, cuando llegue el recibo de luz, del agua, del teléfono y el aumento a los productos de la canasta básica, y se vuelva a escuchar el lloriqueo y las lamentaciones, el pueblo panameño, volverá a percibir que ha sido víctima de otra manipulación por su ingenuidad. |
