Miércoles 2 de junio de 1999

 








 

 


MENSAJE
El temor de Pablo Picasso

Hermano. Pablo

Cuando Pablo Picasso, el célebre pintor español, murió en abril de 1973, tenía noventa y dos años de edad. Fue el artista que más influyó en el arte contemporáneo. Sus cuadros se venden por decenas de miles, y la colección de obras de arte que reunió de otros artistas vale una suma fabulosa.

Era dueño de un castillo, dos villas y dos departamentos en París. Su fortuna personal asciende a varios millones de dólares. Fue un hombre amado, admirado y aplaudido, pues obtuvo el éxito en casi todo lo que se propuso. Pero al fin nomás, Pablo Picasso pagó su tributo al tiempo inexorable, y en el último segundo de su existencia entregó su espíritu y compareció ante Dios.

Picasso, por lo que se dice, murió sin dejar testamento. No quería hacer testamento porque le tenía horror a la muerte. No se podía siquiera mencionarla en su presencia. Cierta vez que uno de sus canarios amaneció muerto, la esposa mandó corriendo a un criado a comprar otro canario igual, para que el artista no viera la avecilla muerta y sufriera una impresión desagradable.

No podemos evitar la realidad de la muerte por dejar de hablar de ella. La muerte física es el punto final de toda existencia terrena, y no hay nadie que pueda escapar de enfrentarse un día con esa fría visitante que no concede ni un minuto de gracia al que tiene elegido para llevarse.

No es negando la existencia de la muerte que evitamos encontrarnos con ella. A la muerte no hay que negarla. Hay que superarla, para que se convierta en una amiga y aliada más que en una enemiga y contrincante. Y para superar la muerte, con sus terrores y sus amenazas, hay que recibir en el corazón a Aquel que dijo: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree que mí vivirá, aunque muera" (Juan 11:25).

La muerte se supera con la vida. Y la vida verdadera y eterna sólo está en Cristo. Es sólo cuando entramos en contacto vital y vivificante con Cristo que podemos vencer el temor de la muerte. Jesucristo nos ofrece la vida eterna. Podemos empezar a vivirla aquí mismo, y todo eso gratuitamente.

 

 

 

 

 

CULTURA
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