Miércoles 26 de mayo de 1999

 








 

 


MENSAJE
Egoísmo que se convierte en sadismo

Hermano Pablo,
Costa Mesa, California

Rolando Dion y su compañera Susana Young están ambos bajo proceso criminal. El tiene veinticuatro años; ella, veintisiete. Se les acusa de haber dado muerte, por maltrato, a la pequeña hija de ella, de quince meses de edad.

Hacía tiempo que los vecinos oían llorar desesperadamente a la nena. Luego oían golpes y voces airadas, hasta que el llanto de la criatura se calmaba. El hombre y la mujer golpeaban salvajemente a la niña, llegando al extremo de abrir con los dedos su garganta para forzarla a beber grandes tragos de tequila. Esto lo hacían con el fin de embriagarla y hacerla dormir.

En cierto momento la paliza que le dieron fue demasiado. La pequeña perdió el sentido y fue llevada al hospital. Dos días después falleció. Tenía ocho costillas quebradas y varias heridas internas.

El fiscal del distrito dijo que ese asesinato era un caso que había comenzado por egoísmo, y con el paso del tiempo se había convertido en sadismo. Lo peor del caso era que la víctima tenía apenas un año y tres meses de edad.

Aquí vemos el resultado de un proceso natural en la historia de las pasiones humanas. Esta pareja quería vivir sola, no tener problemas con niños ni ser interrumpidos en sus placeres. La infortunada hijita de la mujer era un estorbo, un obstáculo. El egoísmo de ambos llegó a convertirse en sadismo, y de allí el delito no hay más que un corto paso.

La pasión humana, alimentada por el egoísmo y el ansia del placer sin estorbos, pronto se vuelve locura. A unos los tienta el dinero, a otros el sexo, a otros el afán del lujo y de la ostentación, a otros el ansia del poder y de la figuración. Y si no se llega en todos los casos al sadismo cruel y destructor, sí se llega a la depravación del alma y al endurecimiento del corazón.

No hay otro remedio para las enfermedades del alma más que la buena noticia de Jesucristo. Sólo Cristo, al poner en nuestro frenético corazón su paz serena, nos transforma. No esperemos a que dentro de nosotros crezca aún más el demonio del egoísmo. Entreguémonos hoy mismo al Señor Jesucristo.

 

 

 

 


 

REFLECTOR
Man echao pa' lante

 

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