Miércoles 26 de mayo de 1999

 








 

 


FAMILIA
Adiós a las drogas

Revista
Muy Interesante

Efectivamente, la sintomatología de la adicción es un asunto controvertido, hasta el extremo de que muchos científicos se niegan a catalogar la dependencia como un proceso clínico clasificable por sí solo. Sin embargo, la Asociación Americana de Psiquiatría se ha atrevido a resumir todos estos patrones en tres grupos de síntomas: pérdida de control o incapacidad objetiva de dejar de consumir una sustancia; tolerancia o necesidad de aumentar las dosis progresivamente , y deterioro o permanencia en el uso incluso cuando está causando irreparables daños físicos, psicológicos y sociales al consumidor. Si usted conoce a alguien en esta situación, se encuentra ante un adicto. Esto es lo que la ciencia puede hacer por él.

En los ambientes profanos a la heroína, ésta está considerada como la más devastadora de todas las drogas. Este derivado de la morfina, descubierto a finales del siglo XIX, tiene la propiedad de fluir hacia el cerebro inmediatamente después de ser inyectado y provocar sensaciones placenteras. Su capacidad de adicción es inmensa y suele enganchar en pocas semanas. El tratamiento de esta drogodependencia pasa inevitablemente por un periodo previo de desintoxicación, que consiste en la supresión del consumo bajo supervisión médica y no requiere hospitalización en todos los casos. El principal problema de esta fase es la lucha contra el síndrome de abstinencia.

"La abstinencia nunca mata, pero es sumamente dura", dice el neurólogo estadounidense Avram Goldstein. Por eso, un buen enfoque del periodo de desintoxicación es vital. Se puede llevar a cabo en régimen abierto, es decir, en hospitales de día donde no se ingresa al paciente las 24 horas. Sin embargo, según Goldstein, "esta opción tiene un alto porcentaje de recaída en el consumo de heroína incluso cuando se trata al adicto con potentes fármacos contra el síndrome de abstinencia".

Otra posibilidad es internar al enfermo en una comunidad terapéutica en régimen cerrado donde se ofrecen programas de desintoxicación combinados con tratamientos de psicoterapia y rehabilitación. El periodo medio de estancia es de seis meses, y su efectividad, alta. Pero presenta varios inconvenientes.

Primero, que estos centros suelen ser muy caros; segundo, que los adictos no los aceptan de buen grado, por lo que la tasa de abandono es muy alta (hasta del 75 por 100 en algunos casos). Sin embargo, el problema del costo del tratamiento puede, cuando menos en nuestro país, ser superado si acudimos a los institutos de carácter público que atienden problemas de adicción. La terapia debe ayudar al individuo a darse cuenta de que tiene propensión a ser adicto, a darse cuenta de que responde de manera diferente a las drogas. Debe abordar su respuesta psicológica y su entorno social. Por desgracia, en México la pobreza es un factor muy importante para desarrollar adicciones", enfatiza el doctor.

NO HAY QUE FIARSE DE QUIENES DICEN CURARLO TODO

¿Qué se puede hacer, entonces, para elegir una buena comunidad terapéutica? Los expertos son claros: no acudir a organizaciones totalitarias que ofrecen soluciones universales para todas las drogas; asegurarse de que se establecen criterios claros de reinserción; solicitar las autorizaciones y homologaciones correspondientes; exigir historias clínicas normalizadas para todos los internos; formular por escrito el pliego de derechos y deberes del paciente y aclarar la voluntariedad del ingreso.


 

 

 



 

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