"Cuidado y hacen un bueno gobierno", dicen algunos. Ojalá fuese así. El país mejoraría y quienes adversan al partido de los cuarteles podrían invertir sus energías en actividades económicas, culturales o intelectuales. Todos viviríamos felices para siempre y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Pero su pasado escabroso y la actual pelotera por los "espacios políticos"--o sea, por quedar en la papa--parecen indicar que el futuro será muy distinto. Para muestra un botón: la pelea entre los viejos militantes del partido--gente de armas tomar y batallonera disposición--y los amigos de Tinmartín: neo-yeyés con ínfulas de grandeza. Ninguno tiene escrúpulos y todos codician el poder.
Para Relaciones Exteriores, por ejemplo, suena el Perro, del grupo de los amigos. Pero los viejos militantes reclaman espacios en la Cancillería.
La diplomacia torrijista tiene sus expertos, como Héctor Alemán, ex jefe de los CODEPADIS y Roko Setka, admirador de Khadaffi y Osama bin Laden. Roko quisiera ser canciller, para fortalecer los nexos del PRD con el eje Fidel-Chávez-FARC, lo cual es anatema para los neo-yeyés del Tinmartín, que son abiertamente pro-Washington.
Mientras tanto, los familiares de Carmelo--el que está en el cielo--tienen tremenda rebatiña por los consulados. Ellos están por y para el billete, pero Martirio ha dicho que no habrá nepotismo (sólo amiguismo).
¿Quién ganará la trifulca? Lo sabremos en junio, cuando retorne al país quien se fue para Nueva York a comprar su ajuar.