Las personas que fuimos a la final del Torneo Apertura de la ANAPROF, sabíamos que fuera de ser un espectáculo futbolístico sería una dura batalla, en el campo y en las gradas, eran dos barras bravas, las dos más fuertes, pero con agrado vimos que la lucha en la tribuna no se dio, no así en el campo, allá casi hubo sangre (adivinen de quién).
Pues para variar se trata de la majestad del arbitraje, que volvió a ser protagonista, algo que debe ser prohibitivo, pero acá pasa.
Y es que el central José Angel Rodríguez, un juez con experiencia, a mi parecer la camisa de una final le quedó grande, tuvo (sin querer o queriendo) mucho que ver con los acontecimientos que se suscitaron.
En la segunda parte hubo un supuesto penal que no pitó, de allí en adelante el juego se tornó brusco y se suscitaron muchas faltas fuertes, que generaron que al árbitro se le estuviera escapando el juego de las manos.
A los 20 minutos del complemento, una falta fuerte por parte de dos jugadores, Luis Henríquez y Roberto Correa, suscitó la debacle del cotejo. El árbitro muestra tarjeta amarilla, pero sólo a Correa, lo que provoca su expulsión por doble cartulina.
El juez puede ser pésimo, pero nada justifica la acción tomada por el jugador Correa de agredir físicamente al árbitro, este futbolista, con un ya conocido mal carácter en la cancha, mostró una actitud antideportiva al máximo, con su temperamento.
No midió las consecuencias de sus actos, al no sólo agredir al árbitro sino tomar piedras para tirarlas a la barra colonense, que hasta el momento se había comportado bien, allí se encontraban bebés, niños y un grupo de turistas europeos que decidió apoyar nuestro fútbol... ¡Qué vergüenza!
La raíz de tener jugadores así, está en el propio club, pues sus dirigentes sólo piensan en cómo conseguir patrocinadores y pagarles poco, conseguir un médico amigo que no se le paguen honorarios y ni qué hablar de la guía psicológica que debe tener cada club.
Esto es básico y en Panamá no se practica. El día que seamos verdaderos profesionales y no simples mercaderes del fútbol, este deporte (el más lindo y apasionante del mundo) tendrá otra cara, pero en tanto, la sanción que se le debe aplicar a este jugador debe ser ejemplar, pues si no, habrán muchos Correas más en la cancha, que al ver una cartulina roja, actuarán como un toro furioso y eso no lo podemos permitir.