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  OPINION

CUARTILLAS
Olvido

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Milciades A. Ortiz Jr
Colaborador

En mayo del año cincuenta y ocho, "francotiradores" desconocidos dispararon a mansalva con rifles de alto calibre contra jóvenes que estaban atrincherados en el Instituto Nacional, pidiendo "más escuelas y menos cuarteles".

Fue una matanza sin justificación, donde perecieron niños y jóvenes idealistas, en lo que ha sido el peor asesinato de estudiantes en la historia panameña.

Sin embargo, poco se habla de este hecho que ennegreció la administración del presidente Ernesto de la Guardia (Ernestito), cuyo gobierno no hizo mayores esfuerzos por esclarecerlo.

Incluso los pocos historiadores que existen, no han profundizado lo necesario para divulgar las causas que dieron origen a la brutal represión estudiantil, algo nunca visto en poco más de medio siglo de vida independiente de Panamá (en ese momento).

Lo cierto es que el país era agitado por contradicciones que se daban entre las fuerzas e intereses políticos de la llamada oligarquía criolla, algunos grupos de izquierdistas y simples escaladores del poder político.

El movimiento estudiantil recién salía del letargo en que los sumió el "aparato" del poder económico y político, luego de su victoria en el rechazo del Tratado de las Bases, en 1947.

Allí los jóvenes lideraron un movimiento popular que logró torcerle la mano al gobierno del momento, que estaba dispuesto a autorizar la permanencia en el país de numerosas bases militares de Estados Unidos. Esto no tenía justificación alguna, luego de terminada la Segunda Guerra Mundial.

Pero el idealismo de la juventud no pudo ser controlado todo el tiempo y resurgió a finales de la década del cincuenta. Partió el movimiento del Instituto Nacional, con la salida forzosa del Rector Gallegos.

Participé en ese movimiento estudiantil y por eso soy testigo de lo que digo. Luego vino la reestructuración de la Federación de Estudiantes, asociaciones de estudiantes secundarios, universitarios, etc.

En una manifestación mataron de un bombazo lacrimógeno al estudiante José M. Araúz, del Artes y Oficios, el primer mártir del movimiento estudiantil panameño. Los institutores nos tomamos el "Nido de Aguilas" por varios días... hasta que la metralla infernal de "francotiradores" asesinos (quienes nunca recibieron castigo), llenó de luto a muchos hogares panameños.

¿Fueron ocho, diez o veinte los muertos de mayo del cincuenta y ocho? No importa cuántos murieron luchando por un ideal. Merecen ser recordados; exigen un momento a sus memorias, obligación que pienso tienen las actuales generaciones del Instituto Nacional.

De ese movimiento surgió el Pacto de la Colina, para rotar los jefes de la policía, y más adelante Cerro Tute y otras acciones que demostraban el derrumbe de la "democracia politiquera" en Panamá.

(Mientras pueda, recordaré a esos jóvenes asesinados en el "Nido de Aguilas", porque su sacrificio no fue en vano. La Universidad de Panamá hizo este año un acto en honor a esos mártires. ¡Menos mal!

 

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