Todo estaba preparado. El viaje no debería tener ningún problema, según le decían los dueños del cargamento.
Aquel sujeto sólo tenía que caminar de lo más normal para que así las autoridades no pudieran sospechar nada.
Pero algo no pasó como lo habían planeado y "todo se fue abajo".
Eran pasada las 9: 00 de la noche del lunes, en el Aeropuerto de Tocumen.
El holandés Orlando Edmond Costerez, de 42 años, iba rumbo hacia su destino sin imaginar lo que segundos después iba a suceder.
Justo antes de entrar al avión, las autoridades lo detuvieron y en un chequeo pudieron percatarse de que el sujeto portaba drogas.
Minutos después lo trasladaban en un panel blanco a la Sala de Urgencias del Hospital Santo Tomás, donde debería defecar uno a uno del cargamento.
El día siguiente, ayer, martes, a la 1: 00 de la tarde, el sujeto botó 12 comprimidos, una hora después ya había defecado 16 más.
Hasta el momento se encuentra recluido en el "Gran Elefante blanco", hasta que termine de defecar los comprimidos; luego ira directo a la cárcel para pagar por su delito.