El suizo Roger Federer, distinguido ayer con el premio Laureus al mejor deportista mundial de 2005, calificó de "muy buena señal para el mundo del tenis" su galardón, el de Rafael Nadal, premiado como mejor revelación, y el de Martina Hingis, mejor reaparición del año, en la gala celebrada ayer en Barcelona.
Federer dedicó el premio, el segundo consecutivo como mejor deportista del año, a sus padres, Robert y Lynette, "por haber sacrificado tanto tiempo por mí", y se mostró satisfecho de poder "representar y promocionar el tenis por todo el mundo" gracias a su premio.