En medio de una tarde tristemente nublada y con un semblante bastante sereno, José Garzón, detenido por el peculado al Banco Nacional, dio el último adiós a su madre Gladys Ducreaux.
"En estos momentos yo reprendo cualquier intento de suicidio en este hombre", fueron las palabras con las que una funcionaria del camposanto "El Parque del Recuerdo", en Milla 8, en San Miguelito, llamó la atención de Garzón, quien quedó desmayado sobre el verdor del cementerio.
Minutos antes, Garzón besó una rosa roja la cual- al igual que sus hermanos y sobrinos- colocó sobre el féretro de su madre cuando era descendido a la fosa.
Garzón, cubriéndose los ojos con unas gafas oscuras y con un caminar lento, pero seguro, se negó a dar declaraciones a la prensa y sólo se limitó a manifestar que sentía un profundo dolor por la muerte de su madre.
Fue esposado y custodiado por unidades de la Policía Nacional, sin embargo, Garzón no tuvo impedimento para fumar un cigarrillo mientras caminaba hacia la fosa en la cual fue enterrada su progenitora.
Una vez concluida la misa de cuerpo presente en la capilla del sacramental, Garzón se apersonó al ambón y agradeció la asistencia de los presentes y cuando se refirió a su madre, dijo: "Luchó por mí y por los ideales en los que yo creía; fue una buena madre y amiga".
En las exequias, Garzón, además de ser custodiado por los policías también fue acompañado por su abogado Alexis Sinclair; su ex compañero de celda, el periodista Blas Julio; sus dos hijas Gladys y Dayra, su hijo, hermanos y demás familiares.
Entre las ofrendas que fueron enviadas a las honras fúnebres de Ducreaux, sobresalió la de los compañeros de celda de José Garzón.