Cuando la Primera Dama anunció, que en los próximos cinco años impulsará 20 mil huertos escolares y comunitarios a razón de 4, 000 por año, me alegré. No hay dudas que el hambre pasará mucho trabajo en las comunidades pobres de campesinos e indígenas, sobre todo por los subsidios. Pero ¿qué pasa?..., los técnicos jamás incluyen en estos huertos al verdadero llena panza del Panamá pobre: El plátano cajeto o cuatro filos (Musa Cavendishi), también conocido como el plátano chino. Esta observación se la hicimos a una hermosa rubia zanahoria, enviada desde Estados Unidos, para organizar los clubes "4 S". Aún recuerdo cómo en los caminos de tierra de Villa Rosario, reaparecía el cabello de esa belleza compitiendo con los rayos del sol mañanera. La impresión que se llevó esa niña fue tan grande, que no hay tarjeta de navidad en donde no reViva, Crítica en Línea sus añoranzas por los plátanos que se comió en Capira.
Esta variedad de plátano, no necesita abonos, pesticidas ni suelos especiales para su crecimiento. Cualquier vereda o parque al sol tropical, son propicios para convertirlos en una platanal, que daría envidia al mismo Bartolo. Sería importante que la Primera Dama, añadiera a su excelente proyecto, que miles de rizomas cortadas y peladas para el replante, fuesen plantadas en lugares estratégicos de todo el país. No necesariamente en los huertos comunitarios y escolares, más bien en los lotes de las comunidades rurales, cerca de las letrinas de huecos o en veredas municipales. Estos tallos dan frutos todo el año y con ellos se pueden hacer decenas de platos muy nutritivos, como cremas para el desayuno y verdura sancochada para acompañar cualquier guiso de Mocangué.
En algunas comunidades las caravanas de la Primera Dama, deben tener mucho cuidado con los insumos y subsidios que entregan, por si no lo saben ciertos kuna de tierra, por sus creencias, botan o destruyen todo lo que les dan, incluyendo galletas y medicinas, menos la plata, el alcohol y los ungüentos a base de mentolátum.