El Gobierno Nacional, a través de la Junta de Control de Juegos (JCJ), empezará a regular la "chinguia" en sectores populares del país.
La secretaria Ejecutiva de la JCJ, Giselle Brea, adelantó que el Ejecutivo "no permitirá la apertura de centros de juegos en áreas geográficas donde predomine la presencia de una población con ingresos económicos relativamente bajos para protegerla de la ludopatía".
Brea expresó que la Junta de Control de Juegos también implementa un programa a través del cual la persona, consciente de su problema, expresa voluntariamente que desea que se le impida la entrada a los casinos.
La secretaria de la JCJ afirmó que la política del Estado es no permitir la creación de nuevas salas de juegos, ya que los ciudadanos tienen el derecho a jugar, pero el Estado tiene la obligación de protegerlos regulando dicha actividad. Igualmente, señaló que se podrá expulsar a personas con mal comportamiento o que sean agresivos por la euforia del juego.
"La ludopatía parece un vicio, pero es una enfermedad. Muchas personas han perdido todo: familia, trabajo, dinero, por culpa de su dependencia del juego, que paulatinamente se transforma en una obsesión que puede considerarse como un descontrol de los impulsos", aseguró la funcionaria.
La ludopatía es un trastorno reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que lo recoge en su clasificación Internacional de Enfermedades en el año 1992. Es una enfermedad mental que se manifiesta por una obsesión al juego de azar y de apuestas.
Cifras no oficiales dan cuenta de que en Panamá operan unas 10,500 máquinas tipo A, en los casinos, y 3,500 tipo C, en bares y cantinas.
Actualmente está vigente un convenio entre el Instituto Nacional de Salud Mental (INSAM) y la Asociación de Admininistradores de Juegos Azar (ASAJA) para la atención de ludópatas confesos.