Sentí mucha vergüenza cuando me enteré de que en mi país ocurren más homicidios que en México y barrios "calientes" de Nueva York. Esta realidad no ha podido ser controlada por los últimos gobiernos. Por más que hablaron de "mano dura", "suave", etc., las frías estadísticas demuestran el fracaso en controlar la ola de violencia en Panamá.
Saber que en México mueren quince personas en hechos violentos por cada cien mil personas, puede impresionar. Pero saber que en este país, con unos tres millones y medio de personas, tiene el doble de esa cantidad, nos tiene que dar miedo y bochorno.
La mayoría de nuestros muertos son jóvenes, que están entre los quince y veintinueve años.
Son elementos que podrían haber aportado mucho al desarrollo de la nación... ¡pero se quedaron en el camino!
No quiero "llover sobre mojado", como dicen en Bocas del Toro. Pero hay que insistir en que se debe tomar este problema como "un asunto de Estado".
Todos debemos participar en buscar soluciones permanentes y no "de parches". Hacer más cárceles no soluciona nada... Tampoco aumentar las penas.
¿Beneficiará a la víctima que metan más años a la cárcel a quien la mató, violó, hirió de bala, etc.?
Si no se para el contrabando de pistolas nueve milímetros, y de otros calibres, seguirán los asesinatos.
Tampoco se evitará la delincuencia si no hay empleos para los jóvenes, así como actividades recreativas.
Y no olvidemos que en Panamá hay muchos hogares destruidos, donde falta, por lo general, el padre. Aunque eso no es excusa para la maleantería, puede contribuir en algo a disminuirla.
La falta de valores es notable. Incluso adultos alientan a niños a golpear a sus compañeros, robar, etc.
Una a esto las pandillas. Dicen que las autoridades conocen bien las pandillas que hay en el país. Entonces, ¿por qué no las eliminan?
Por supuesto que otro motivo es el narcotráfico. Por más esfuerzos que se hayan hecho, todavía somos país de tránsito.
Debo señalar que en Estados Unidos deberían hacer "lo imposible" porque sus ciudadanos no consumieran drogas. Si no hay compradores, de nada valdrá producirla...
Cada uno de nosotros debe pensar en el "granito de arena" que podremos aportar contra la delincuencia. Por cierto, hay que insistir en que "los maleantes no son la mayoría...!