Al igual que la cantidad de basura que podemos botar de nuestras casas, hay una infinidad de oportunidades para lograr que esa misma basura trabaje a favor nuestro. El trabajo de reciclaje va más allá de una orden directa o no de comprar camiones para limpiar la ciudad de ella.
Es cierto que recogerla es uno de los principales servicios públicos que deben considerar quienes se dedican a esta acción. La recolecta de desechos genera empleos y dividendos al Estado cuando se observa desde la perspectiva empresarial.
Lastimosamente, el conflicto interno que ocasiona una política errada para enfrentar este proceso, agravado por el consumo extremo que caracteriza esta era, ha traído como producto la manipulación y desidia sobre el tema durante años, hasta hoy que la crisis se tornó en casi una epidemia.
Actitudes burocráticas, de pillería solapada y menosprecio a las buenas razones de salud pública, provocan incredulidad entre los habitantes hacia la capacidad de decisión de quienes fueron elegidos popularmente en Panamá.
Se nos señalan proyectos que en ocasiones sólo vemos en revistas o periódicos como iniciativas o modelos a seguir, pero ejecutados en otras latitudes.
Aquí se ha dicho sobre la producción de gas metano como combustible, del uso de las llantas para elaborar productos amigables al ambiente, se ha dado fama a la "nueva ola verde" y en función real muy pocas campañas o programas son respaldados por la ciudadanía, porque en función del Gobierno se quedan en papel.
Algunos colapsan por falta de atención como ha ocurrido con rellenos sanitarios.
Tampoco es gastar millones para volver ricos a unos pocos. Es también educar a la gente para que contribuya y podamos seguir conmemorando más días de la tierra.