La tumba del Herodes I, el rey israelita subordinado a los Romanos que de acuerdo a la Biblia gobernó durante los días del nacimiento de Jesús, estuvo perdida por 2 mil años, hasta que arqueólogos hebreos lograron encontrar su sitio exacto un 7 de mayo de 2007, en una meseta a 12 kilómetros al sur de Jerusalén. El evangelio según Mateo le atribuye a Herodes el haber ordenado matar a todos los niños menores de 2 años en Belén, al enterarse de que había nacido "El Rey de los Judíos".