Los siguientes versos compuestos por un autor desconocido, y que tradujo del inglés el poeta cubano Luis Bernal Lumpuy, llevan por título Historia de una oveja perdida:
Mucho amaba el pastor a su ovejita,
y siempre la cuidaba con ternura...
Con mirada amorosa la seguía
mientras ella saltaba en la llanura.
Al sentarse junto al rebaño que cuidaba
que dócilmente su voz obedecía,
pensaba con tristeza en su ovejita,
la que una y otra vez se le perdía.
Es cierto que la ovejita cariñosa
adoraba a su Pastor sin una queja,
pero a veces se apartaba del camino
como a menudo hacen las ovejas.
A su amada ovejita extraviada
llamábala el pastor con tierna voz:
"Vuelve, pequeñita, porque no estás segura a menos que estés donde estoy yo."
Pero pronto la ovejita se olvidaba
y se le descarriaba irreflexiva,
y sin darse cuenta de sus actos,
del lado del pastor pronto se iba.
Hasta que un día, con bondad y tino,
tomó el pastor su vara con firmeza,
y lo que Él hizo entonces parecía
algo cruel a los ojos de la oveja.
Tan fuerte fue el golpe de la vara
que le quebró una pata a la ovejita,
y la dejó cojeando por el prado
donde antes saltaba espigadita.
Entonces, extenuada, adolorida,
de rodillas cayó, y en la quietud
contempló a su pastor como diciendo:
"¿Quisieras explicarme tu actitud?"
Vio el amor en los ojos del pastor
que bañaban de lágrimas el rostro,
mientras con ternura le sanaba
las fracturas de su hueso roto.
Observa la mirada del Pastor amante,
y busca su rostro con amor y anhelo...
Prueba en la hora del quebranto
el poder de su gracia y su consuelo.
Cuando en sus brazos tiernos te refugies
y sientas cada día su mano fuerte,
¡con sus cuerdas de amor te atará el alma para que nunca vuelvas a perderte.