Las trampas, las mentiras, la hipocresía y la corrupción en términos generales de los políticos profesionales, ha provocado que mucha gente (una escandalosa mayoría) se desentienda de la política como práctica ciudadana, y procure vivir sus vidas sin tener nada que ver con lo que ocurre a su alrededor.
Es por eso que casi todos se limitan a vivir egoístamente sus vidas, y no participan en los trabajos comunitarios ni en las batallas vecinales por lograr un mejor nivel de vida. La vida transcurre entonces limitada a las cuatro paredes de cada casa, sin que se muestre mayor interés por los avatares de las necesidades materiales y espirituales de la barriada o, aunque sea, la calle.
Entonces van dejando la política a los políticos partidistas, quienes sólo están interesados por sus agendas muy particulares. Está demostrado que esta gente sólo se interesa por enriquecerse, haciendo lo que sea para llevarse a su casa dinero fácil, que nada tiene que ver con el salario que se le paga por su trabajo en el engranaje del Estado.
Si nos desinteresamos, sin viramos la cara y no preguntamos ni criticamos ni protestamos ni exigimos explicaciones exhaustivas de las actuaciones de los políticos, y sólo nos limitamos a vivir nuestra vida sin importar lo que pase en el país, esos señores seguirán encumbrados y haciendo de las suyas, ignorando los intereses de los demás, tomando lo que no es suyo, coimeando hasta decir no más, y burlándose de todos. La política es un asunto que nos concierne a todos. No quiere decir que debamos inscribirnos en un partido, pero tampoco es para que nos desconectemos y dejemos al país en manos de los ladrones. |