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La guerra de agresión de EEUU, con la ayuda británica y española, contra Irak ha generado un debate muy intenso en América Latina sobre qué pasos dará la administración Bush en el futuro medio. En algunos países, especialmente Colombia y Cuba, ese debate es todavía más fuerte.
Desde que comenzó su mandato, el presidente George W. Bush no ha mostrado un especial interés en América Latina. Miembros de su gobierno manifestaron en su momento inquietud con la llegada al poder de Lula en Brasil, se preocuparon ligeramente con el triunfo de Gutiérrez en Ecuador, y centraron todos sus esfuerzos en apoyar a la oposición a Hugo Chávez en Venezuela. Mantuvieron, por otra parte, la política habitual en Cuba.
En el caso de Colombia reforzaron el aspecto militar del Plan Colombia, aceptaron vincular la lucha contra el narcotráfico con la guerra contra la guerrilla de las FARC y aumentaron los fondos para la protección de los oleoductos.
OTRO “EJE DEL MAL”
Algunos comentaristas ultraconservadores aprovecharon la victoria de Lula y Gutiérrez para plantear el surgimiento en América Latina de un "eje del mal", representado por el peso demográfico y el posible potencial nuclear de Brasil (aunque este país renunció hace años a sus planes de tener armas de este tipo), el poder del petróleo en manos de Chávez, la ayuda al terrorismo desde Cuba, el indigenismo en ascenso en Ecuador y Bolivia y los movimientos callejeros de resistencia en Argentina.
La administración Bush no pareció reaccionar ante esta prédica.
Diversos analistas consideran que la política de EEUU en Irak alienta en Colombia a que el gobierno tome decisiones más duras, y menos favorables a la negociación.
EL FACTOR FIDEL
Junto con Colombia el caso más agudo en este continente es ahora el de Cuba. La nueva ola de represión lanzada por el gobierno de Fidel Castro ha sido una gigantesca torpeza, además de una repetida violación de los derechos humanos, ya que ha llamado la atención de Washington.
Castro, que siempre ha sido muy hábil en tratar con EEUU, esta vez no ha tomado en consideración que más allá de toda la parafernalia bélica y discursiva del gobierno de EEUU, en el caso de Irak ha hecho una guerra contra un enemigo que era débil, fácil y que no podría oponer resistencia, pese a la retórica antiimperial, como podría ocurrir en Cuba. |
