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EDITORIAL
Cláusula Democrática
La Declaración de Quebec firmada por los 34 jefes de Estado que participaron en III Cumbre de las Américas, introdujo una especie de vacuna contra los golpes de Estado. Algunos la llaman la "cláusula democrática", que servirá a los dirigentes del continente como una especie de escudo protector ante las amenazas que se levantan contra los gobiernos elegidos por la voluntad popular.
Es positivo que los presidentes de las naciones de América busquen ese tipo de mecanismos, sobre todo ahora que en todos los países, menos en Cuba, existen gobiernos democráticos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en algunas naciones se están derrocando mandatarios, ya no por los militares, sino por los Organos Legislativos, vía enjuiciamiento.
La cláusula democrática fue promovida fundamentalmente por Estados Unidos, pero no hay que olvidar que fue el coloso del norte, el que promovió y amamantó a las dictaduras militares, para enfrentar la amenaza comunistas y proteger sus intereses en la región.
Los latinoamericanos esperamos que la cláusula democrática sea utilizada adecuadamente y no aplique para desestabilizar a gobiernos.
Ya los dictadores, golpistas y gobiernos antidemocráticos no tendrán acceso a financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial (BM), pero los demócratas deben entender que ese tipo de medidas, no son suficientes para desalentar a los que sueñan con romper el orden constitcional.
Además, la Declaración de Quebec anuncia para diciembre del año 2005 la entrada en vigencia del Area de Libre Comercio de América (ALCA), lo que debe poner alerta a los productores e industriales panameños para que se vayan preparando para lo que será una realidad.
Será un gran mercado de casi 900 millones de consumidores. Eso implica que debemos cambiar nuestra mentalidad localista y pensar en grande. Ya los sectores productivos deben olvidarse un tanto de los subsidios y pensar en ser más eficiente, de lo contrario no les queda otro camino que ser devorados por la competencia internacional.
Panamá tiene la ventaja de ser país que tradicionalmente ha sido puente comercial, tiene un sector de servicios eficiente, cuenta con un Canal, excelentes comunicaciones y además desde hace casi un siglo utiliza el dólar como moneda. Debemos aprovechar esas situaciones.
Pero el libre comercio, también debe traer consigo otras metas como aliviar la pobreza extrema que consume a los pueblos de América y fomentar la justicia social, sólo así puede tener éxito un proyecto tan ambicioso, que no deja de tener sus opositores.
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PUNTO CRITICO |
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