Dentro del cuadrilátero, el púgil aficionado Melanio Flores combate por el honor y la gloria, pero en la calle cambia los guantes por su uniforme caqui y su revólver calibre 38 para luchar contra la delincuencia que se ha apoderado de cada rincón del país.
Flores, cabo segundo de la Policía Nacional y campeón nacional semipesado del torneo "Guantes de Oro", lo tiene claro: "En la calle se corre más peligro que sobre el cuadrilátero, porque cuando salgo de mi casa para hacer mi ronda no sé si voy a regresar. A los jóvenes delincuentes no les importa si estás uniformado o no, ellos andan en sus fechorías y uno no sabe si le van a meter un balazo; mientras que cuando tú vas a una pelea vas preparado para ella, lo que te permite evitar un mal golpe".
PELEA POR LA SUPERACION
Éste es uno de los atletas istmeños que aspira ganar un boleto a la cita olímpica de Beijing, mas todo se les podría ir abajo por culpa de una dirigencia negligente. Criado en los más humildes y peligrosos barrios de la capital, donde la ley del revólver es la que impera, Flores agradece a Dios y a su madre el hecho de que las "malas tentaciones" de la pobreza nunca pudieron quebrantar sus anhelos de superación material, intelectual y espiritual.
"Mi vida ha sido de contrastes, mi mamá nos sacó de Samaria y nos llevó a Aguadulce (Coclé), luego regresamos a la ciudad capital para vivir en Curundú y en El Chorrillo, mi madre nos sacó de allí por eso de las bandas. En fin, vivimos en diferentes barrios, gracias a Dios ni mis hermanos ni yo hemos caído en eso del pandillerismo", manifestó.
SOLICITUD DE APOYO
Electricista de profesión, Flores lamentó que en la actualidad no haya unidad entre la dirigencia deportiva. Confesó que antes de meterse a boxeador aficionado sabía de todos estos problemas de "dualidad" de federaciones. "Esto es triste, porque en Panamá hay mucho talento, somos un país reconocido internacionalmente por nuestro boxeo, tenemos un buen material, mi primo Gustavo Caicedo (vea reportaje mañana) y yo hemos decidido agarrar la batuta en los niveles aficionados; creo que hay que invertir en este deporte porque aquí se gana disciplina, se gana respeto, dinero".
"Los empresarios, los políticos, los gobernantes deben tomar más en cuenta el aspecto de la inversión; en este sentido, hay que tomar el ejemplo de Cuba, que, a pesar de sus limitaciones de dinero, es una potencia en el pugilismo olímpico debido a su inversión y organización y a la preparación de sus atletas que a diferencia de nosotros se dedican exclusivamente a entrenar y perfeccionar sus técnicas en el cuadrilátero", reflexionó el policía.
Para Flores, hace falta motivación en el boxeo aficionado porque, al no haber apoyo, la mayoría da el salto hacia el profesionalismo. Él, por ejemplo, hace un esfuerzo casi sobrehumano, ya que a veces sale de su trabajo con los primeros rayos del amanecer para descansar algunas horas antes de marcharse a entrenar en el Gimnasio Jesús "Máster" Gómez, ubicado en el sector de Barraza.
"Si le metemos más empeño -dijo el boxeador- podríamos tener a nivel aficionado un éxito parecido al que tenemos a nivel profesional. Aquí ha habido buenos púgiles aficionados que han echado a perder sus carreras por irse prematuramente al profesionalismo".
¡QUE DIOS ME PROTEJA!
En la Policía Nacional fue donde hace cinco años Flores aprendió a amar el boxeo. Él se siente agradecido con esta institución, porque le ha brindado la oportunidad de practicar el deporte de sus amores y de cursar estudios universitarios.
Este boxeador pareciera no tener rival en el ámbito local, pues de 30 peleas que ha disputado ha perdido tres, éstas últimas con gladiadores extranjeros. "Antes de subirme al cuadrilátero siento algo de miedo, de nervios, lo considero algo normal, aunque siempre le pido a Dios que evite que yo le haga daño a mi contrincante o él me lo haga a mí, pero cuando se tira el primer golpe entro en calor y hago mi pelea.. lo demás es historia".