En materia educativa, cada centro de enseñanza oficial o particular está compuesto por la comunidad educativa. Allí deben converger los directores de escuelas, representantes de docentes, padres de familia, estudiantes y sociedad civil.
Su representante en cada centro educativo, tiene que firmar, junto al director, los cheques que estipulan alguna erogación de dinero de los fondos del plantel, justamente para que, entre todos los entes representados en ella, velen y cuiden esos dineros. Pero, ¿que pasa en los colegios oficiales donde esos dineros, al parecer, no prestan el fin educativo, para el cual fueron destinados? De acuerdo a la trabajadora Social, Marina Villalobos, el problema radica en la falta de docencia y solidaridad que caracteriza a algunos directores. La falta de humanidad y vocación de docencia es el otro talón de Aquiles. De acuerdo a esta trabajadora Social, se han beneficiado muchos de estos directores, que embellecen sus oficinas hasta con neveras, DVD y baños de lujo, mientras que en los sanitarios de la prole docente no hay ni puertas, la insalubridad reina, y en los salones de clase la educación y la enseñanza parecen estar ausentes. Esta activista popular ha considerado a estos directores como los verdugos de derechos constitucionales, humanos y violadores de la ley orgánica de educación, al negarles cupos, expulsarlos de sus salones y afectarlos en sus psiquis, al tipificar un nuevo delito estudiantil: al fracasar un año la sanción es expulsión sin derecho a fianza, ni habeas Corpus. Esto, según la trabajadora social, tiene un propósito: "Que a menor numero de estudiantes, mayor es el fondo del FECE que les queda para comisionar en inversiones que no se ven.". La Lic. Villalobos cree que los padres y madres de familia deben ser los llamados a instar a los diputados a que cambien la ley, ya que esta permite que los directores que flagelan los fondos o no los administren bien, sean trasladados y no les pase nada, recayendo el problema al director entrante.