Su rostro alegre y sus ganas de jugar fútbol pudieron más que las balas y las pandillas.
Ramsés Joao Franco fue el niño que sobrevivió a una herida de bala mientras jugaba (domingo 2 de marzo) en una de las canchas sintéticas del parque Amelia Denis de Icaza, ubicado en El Chorrillo.
El impacto rozó parte de su tetilla izquierda, sin tocar ningún órgano vital. Estuvo seis días hospitalizado y por suerte, no tuvo que ser intervenido quirúrgicamente.
En medio de su inocencia y su corta edad, Ramsés nos mostraba ayer su alegría y sus ganas de vivir.
El pequeño recordó cómo su abuela Marcia Becerra se desmayó cuando se enteró de la trágica noticia y El Chorrillo vivía otra tarde de amargura a causa de la guerra de pandillas.
Ya aquellos amargos momentos son parte del pasado. Hoy Ramsés, a sus 10 años, disfruta de la alegría de la vida, del amor de sus padres, hermanos, familiares y compañeros de equipo.
También del fútbol, su deporte, su pasión. "Cuando sea grande quiero ser como Ronaldo", confiesa.
Ayer todo fue felicidad. Su equipo Chorrillo salió campeón y él se abrazó hasta el cansancio con sus compañeros de equipo para celebrar y sonreír a la vida.
La historia de Ramsés es una de las tantas que suceden en los barrios pobres de nuestro país. A diferencia de otras, esta ha tenido un desenlace feliz.