EDITORIAL
Incidentes con la Policía
En los últimos 19 días, miembros de la Policía Nacional se han visto envueltos en incidentes que han cobrado la vida de cuatro personas. En Yaviza, un integrante de la Policía de Frontera en estado de ebriedad ultimó a un civil y a otro compañero de armas. Luego en la barriada Torrijos-Carter dos integrantes de ese mismo componente dieron muerte al joven futbolista Enzon Correa. El fin de semana, tres uniformados ultimaron a un obrero de la construcción, en Nueva Esperanza de Pacora, durante un confuso incidente, que deben aclarar las autoridades de investigación.
Lo sucedido debe llamar a la reflexión a los encargados de la Fuerza Pública y a los propios uniformados. Comprendemos que realizan un trabajo peligroso y que diariamente exponen sus vidas, pero su labor debe enmarcarse en estricto respecto a los derechos humanos.
La cúpula policial debe revisar el entrenamiento que se imparte en la Academia Belisario Porras y el Centro de Enseñanza Superior Justo Arosemena. Además deben refrescar constantemente a sus unidades en lo relativo al Reglamento de Uso de Fuego Letal y someter a su personal a evaluaciones sicológicas.
Las academias y centros de instrucción policial tienen la misión de formar y especializar al personal para dotar a esa institución de unidades profesionales en sus tareas, porque la labor de los uniformados requiere de capacitación continuada para renovar y elevar el nivel de los agentes de la principal entidad de seguridad pública del país.
Si bien es cierto, desde que en noviembre de 1990 en inició operaciones la academia policial, todo el personal de la institución ha recibido cursos en materia de derechos humanos, la capacitación constante en ésta y otras materias, es de vital importancia para prevenir incidentes lamentables como los acontecidos en las últimas semanas.
La Policía Nacional tiene como deber salvaguardar la vida, honra, bienes, derechos y libertades de quienes se encuentran bajo la jurisdicción del estado y preservar el orden público, de conformidad con la Constitución y las leyes, de manera que los agentes de la Fuerza Pública cumplirán de mejor manera sus funciones, si tienen una mejor preparación.
Se entiende que en una entidad tan compleja se cometan errores y que no es cualquiera quien puede guardar un adecuado control en situaciones de peligro, pero esos son los riesgos de la profesión.
Así como cuestionamos a la delincuencia criolla cuando le arrebata la vida a un policía, igualmente hacemos la advertencia cuando mueren civiles en confusos incidentes que involucren a los policías, para que se adopten los correctivos pertinentes.
PUNTO CRITICO |
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