La chica sensual en pantalones cortos, el señor con su barriga cervecera o la doñita enrollada. Esos son algunos de los personajes que cada mañana o noche sacan a su perro a pasear por el vecindario.
Usted observa al amo y su perro circular por las aceras o las áreas verdes de la barriada. De repente, el animal hace un alto, flexiona sus patas traseras, pone cara de arrepentimiento y descarga una montaña de porquería frente a la casa del vecino.
Sin duda que hay que dispensarle un buen trato a las mascotas, darle cariño y sacarlo a pasear luego de una jornada de encierro, pero lo incorrecto es dejarla llena de excremento la entrada de la casa de los demás.
En otros países, cuando una persona saca a su mascota lleva consigo una bolsa plástica y papel para limpiar el área que éstas ensucian. Alguien dirá que esos son países desarrollados y que en Panamá aún vivimos en el Tercer Mundo.
No hay que ser ciudadano del Primer Mundo para saber que por elemental regla de aseo o convivencia, lo más correcto es limpiar la caca de su perro cuando éste defeca en la casa ajena. Si tanto le gusta el excremento de su mascota, porque usted no permite que haga sus necesidades en su propio hogar y deja esos desechos por días y semanas sin recoger.
Oye a nadie le gusta limpiar la mierda de otro y menos si se trata de un perro ajeno.
La próxima vez que saque a su perro lleve consigo una bolsa y papel periódico para limpiar el área que éste ensucia. Recuerda, el respeto al derecho ajeno es la paz.
