Cuenta la tradición que el Grial fue el sagrado cáliz en el que bebieron Jesús y sus discípulos durante la Ultima Cena. El Cáliz también sirvió para que José de Arimatea recogiera la sangre y el agua que manaba de la herida que le hiciera en un costado un centurión romano en la crucifixión.
El conjunto mide 17 centímetros de altura. La copa es de forma semiesférica, con un diámetro de 9 centímetros y constituida por ágata, de color rojo obscuro, cuyo estudio arqueológico muestra que fue labrada en su taller de Palestina o Egipto entre el siglo IV a.c. y el primero de nuestra era.
Y sigue la historia que el Grial fue llevado por el apóstol Pedro a Roma y que fue utilizado por varios Papas sucesivos para oficiar la sagrada eucaristía.
Por extrañas razones, el mito relata que el sagrado objeto fue sustraído y comenzó un peregrinar cuyo destino aún se desconoce. Durante la edad media se desató un frenesí por encontrar la preciada reliquia, pues según se cuenta quien bebe en ella encuentra la eterna juventud y la cura de todos sus males.