Unos 600 presos armados con piedras y palos, que retienen a 150 personas en la vetusta cárcel número dos de Quito, se mantienen atrincherados en el marco de una turbulenta protesta que se ha extendido a varios reclusorios de Ecuador.
En medio de gritos contra el gobierno del presidente Lucio Gutiérrez, los reclusos reclaman poner fin al hacinamiento en las cárceles.