Muchos dicen que el desayuno es la comida del día que menos debe ser ignorada, pero también se requiere que el mismo tenga cierta cantidad de grasa, pues aunque muchos no lo crean, esto ayuda a que las personas no ganen peso extra.
Y es que alimentarse de un desayuno rico en grasas y una cena ligera favorece la estabilidad del perfil metabólico y evita ganar peso.
La investigación, publicada en el International Journal of Obesity, basa sus afirmaciones en un experimento con dos grupos de ratones, uno que recibió un desayuno rico en grasas y una cena "ligera", y otro que basó su dieta en una primera comida basada en carbohidratos y una cena con mayor cantidad de grasas.
En este sentido, los ratones que realizaron una comida rica en grasas mantuvieron un perfil metabólico "normal" hasta el final del estudio; mientras que los ratones que dejaron las grasas para la cena vieron incrementado su peso, su adiposidad e incluso presentaron resistencia a la insulina al concluir el ensayo.