Saludos, amigos y amigas del béisbol, bienvenidos a otra jornada de la pelota criolla, hoy en el miércoles de esperanzas, de ilusiones, de sueños por cumplir, de esos miércoles de balotas blancas y una ánfora de metal. Hoy en el miércoles de béisbol, esperando jugarse la última fase de la segunda vuelta.
Hoy hablaremos de la "Bestia Blanca", así le puse a esa unidad de transporte de la Policía Nacional, un vehículo Blue Bird, recién adquirido por el Gobierno Nacional y que en una curva en San Juan, saliendo de Chiriquí, se me vino encima como un lanzamiento a 98 millas por hora.
En ese momento, escuchaba RPC Radio, el número 42... Eddie Ners colocaba su mejor repertorio, apenas eran las 4: 20 a.m., cuando unas luces que encandilaban, aparecieron en una dirección frontal.
Del otro lado, una unidad de la Policía, un cabo del sistema que está para proteger y defender, pero en esta ocasión, estaba para matar y agredir... sin arma de reglamento, pues no la necesitaba, su transporte, se convertía en una máquina asesina, que sin reaccionar, totalmente dormido en los brazos de morfeo, se acercaba al auto que conducía.
La música entretenida y los comentarios educativos del "Número 42" se apagaron, la trompa de la "Bestia Blanca" tocó mi auto, aunque trate de evitarlo, para fortuna mía y de mi familia, Dios era el copiloto y apenas nos tocaba, como rastrillo de aspas de fuego.
La "Bestia Blanca" no se dejó ver jamás, fue un relámpago con alas de asesino, a su paso penetró en un potrero, arremetió sobre un equipo, se deslizó como si fuera en una plancha de hielo, por 200 metros, jamás frenó y se estrelló contra un árbol de tecas que perdía parte de sus ramas.
El auto gritaba sin parar, su bocina no se cansaba, por la ventana sin vidrios salí y sólo me dije gracias, Dios. Cuando la luz natural iluminó el día, se ilumina la vida y la esperanza. La "Bestia Blanca" se descocotó, murió clavada en la madera... lo importante, que hoy estamos aquí. Números: 68, 86, 14, 02, 20, 42, 27 y 24.
¡Viva el béisbol!
