Dicen que el próximo censo nacional que se realizará el 16 de mayo del 2010 va a poner en aprietos a los encuestadores cuando cometan la indiscreción de preguntar, ¿dónde están los negros de esta casa? El Censo hubiese tomado en cuenta el trabajo que hicieron los esclavistas españoles y que reposa en los archivos de Cartagena de Indias.
Las denominaciones van desde "mulatos, zambos, tercerones y cuarterones, cosa que si volvían a tener hijos con un mulato o zambo eran asignados como un tentealaire, el primero; y saltatrás, el segundo". Por eso creo que el Presidente de la Corte, la mayoría de la Asamblea, varios del Consejo Municipal de Capira y un par del gabinete serán anotados aunque no quieran en la casilla de los "Saltatrás", y el 95% de la masa censada copará el monto de los "Tentealaire" claro que, con matices fenotípicos muy variados: Estatura, bemba, ñata, cabello, cabeza, etc.
La Contraloría debe saber que, en el caso panameño, los negros que se quedaron en el Istmo, ya fuesen hispano o angloparlantes, pronto se mezclaron con los autóctonos, mestizos y blancos venidos de todo el planeta por lo del Camino de Cruces, el oro de California y luego el Canal. Lo cierto es que como los europeos del siglo XVII juraban que los pardos descendían del asesino bíblico "Caín", muy poca gente quería ser negra. Esta variación del Censo es insulsa y sin trascendencia.
Por suerte ese domingo, estaré en Johanesburgo como invitado a un seminario ecológico, y créanme que averiguaré a solicitud del Negro Hayes y del Negrito Mosquera, que están solteros, a qué viene todo esto de saber cuántos negros hay en Panamá. ¿Será que la ONU necesita sacar gente de Haití, Senegal, Etiopía o Nigeria? Siendo así, que manden sólo mujeres, que acá estamos bien de coas para cultivar.
