Transcurría el año de 1978. Aquel joven de 18 años, 6'3'' de estatura y 135 libras oriundo de La Tiza de Las Tablas, finalmente pudo definir en realidad cuál era el deporte que lo apasionaba. Cambió los "guayos" y el balón de fútbol por una bola de béisbol e inició su camino hacia la consagración.
Veintiocho años después de haber tomado aquella decisión y en el umbral de su retiro, Roberto Hernández está más que seguro que no se equivocó. "La verdad es que al principio me gustaba el fútbol, pero descubrí que tenía talento para el béisbol y fue ahí cuando empecé a jugarlo", señaló Hernández. "Uno siempre tiene el don, pero no lo llegas a descubrir hasta que le pones interés", agregó el derecho al que con el tiempo le apodaron "Flaco Bala" por su contextura física.
SUS INICIOS
Hernández representó por primera vez a Los Santos en el campeonato nacional de béisbol juvenil de 1978. Luego de tres años sin jugar, volvió a vestir la camiseta santeña en 1982, ahora en la categoría mayor. En total, son 24 las temporadas que Hernández ha jugado en los nacionales y vaya que ha dejado su huella. Sin contar el partido de ayer, el tirador tiene el récord en victorias con 86, en ponches propinados con 1, 021 y el de más victorias consecutivas con 24.
Con la tropa santeña también vivió su momento más feliz en 1995 cuando alcanzó el título nacional y el más triste en 1990, cuando el torneo se declaró desierto.
También llegó a representar a Panamá 19 veces en distintas competencias de béisbol a nivel internacional. " Una de mis metas también era representar a Panamá y conseguir una firma para jugar pelota profesional, pero lo segundo no se pudo porque en mi tiempo los scouts muy poco iban al interior.. yo sé que si me hubiesen dado la oportunidad, a las mayores hubiese llegado", argumentó.
LA CLAVE DEL EXITO
A pocos meses de cumplir 46 años, "Flaco Bala" se da el lujo de decir que gracias a Dios jamás sufrió alguna lesión en su brazo derecho. "La clave del éxito ha sido el entrenamiento físico y el empeño cuando salimos al terreno. Jamás tuve problemas en el brazo gracias a Dios. Es más, ahora se lo voy a prestar a Oliver Degracia que tiene problemas en el de él (jajaja..)", indicó.
¿UN ADIOS DEFINITIVO?
"Dicen que todo lo bueno tiene su final. Es mejor irse cuando uno todavía es famoso", respondió Hernández. "No hay vuelta atrás", enfatizó.