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MENSAJE
Nurcan no estaba sola
Hermano Pablo
El temblor sacudió a la región con una fuerza increíble. Midió 7,8 en la escala Richter. El hospital central de Erzinkan, Turquía, se desplomó con estrépito. Médicos, enfermeras y enfermos quedaron atrapados bajo los escombros. Muchos murieron. Nurcan Eraslan, enfermera de veintidós años de edad, y dos compañeras más, quedaron sepultadas bajo los escombros. Para darse ánimo unas a otras, aunque no podían verse, comenzaron a conversar entre ellas. Pero con el paso de las horas las voces dejaron de oírse. A los tres días Nurcan sabía que estaba sola. Sus compañeras habían muerto. Sin embargo, Nurcan no estaba sola. Ella siguió hablando. Su conversación ahora era con Dios. En ese momento de prueba indecible, sintió la presencia de Dios como si fuera un ser humano. De corazón a corazón, y durante toda esa odisea, la conversación siguió hasta el momento en que la rescataron, a los ocho días del trágico suceso. He aquí una historia dramática, de las que suelen producirse a raíz de los terremotos. ¿Qué fue lo que le dio a Nurcan el ánimo y la fuerza para seguir viviendo? Obviamente ella tenía una relación íntima con Dios, y en medio de su increíble aflicción, Dios fue su consuelo. Al igual que Nurcan, uno de los héroes de la Biblia hablaba mucho a solas con Dios. Era David, el pastor de ovejas, que llegó a ser rey de Israel. Hablando de su relación con Dios, él escribió lo siguiente: Hay un consuelo único en hablar con Dios. David habla de estar en paz, aun en valles tenebrosos. Dios siempre tiene tiempo para los necesitados. Si nos encontramos hoy solos, si la vida nos ha tratado mal, si todos nos han abandonado, Dios desea ser nuestro amigo. Hablemos con Él. Confesémosle nuestra necesidad. Él sólo espera que lo reconozcamos.
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