La noche del 9 de junio de 1971, el sacerdote colombiano Héctor Gallego fue secuestrado y desaparecido para acabar con la opresión de los terratenientes contra el campesinado. Su cuerpo nunca apareció.
La versión de los testigos Jacinto Peña y Clotilde Toribio de Peña (esposos) declaran en las sumarias del caso, que Gallego fue obligado a montarse en un jeep con capota blanca por dos sujetos.
Dos hombres se presentaron a la casa de Jacinto Peña, ubicada en Santa Fe de Veraguas, preguntando por el padre Gallego. El mismo sacerdote se despertó y contestó el llamado, lo que despertó a los esposos Peña, según el informe recabado por la Comisión de la Verdad.
El testigo (Peña), no pudo distinguir los rostros de las personas que llegaron, porque se quedó dentro de la casa, mientras Gallego conversaba con ellos. Pero sí escuchó que le decían al Padre que debía acompañarlos al cuartel por orden superior.
"El Padre se negó en un principio, pero al decirle algo en voz baja, el presbítero accedió y volvió al interior de la casa a vestirse... le pidió a Peña que se callara y se fue siempre con los mismos", relata el testigo en el informe.
Tanto Jacinto como Clotilde de Peña vieron cómo Gallego caminaba entre los dos hombres que le llevaban y escucharon un "chillido" del sacerdote; salieron a verlo, pero ya se lo habían llevado en el jeep, según el expediente.
CUANDO EL RÍO SUENA...
Conforme al documento de la Comisión de la Verdad, varios testimonios de personas de Santa Fe involucran a los miembros de la Guardia Nacional, Melbourne Walker, Eugenio Magallón y Oscar Agrazal, quienes realizaron viajes al lugar preguntando por el padre Gallego en los días de su desaparición.
INICIAN LAS INDAGACIONES
La Procuraduría General de la República, comisiona al Fiscal Segundo del Circuito de Veraguas para continuar las sumarias, y las reasume nuevamente la Procuraduría, que posteriormente la remite a la Fiscalía Primera Superior del Segundo Distrito Judicial, que solicita se le dicte sobreseimiento provisional, de carácter impersonal, según las investigaciones.
El 23 de enero de 1990, la Iglesia Católica de Panamá solicita la reapertura de las sumarias y el Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial la acoge. A partir de la reapertura, el 3 de enero de 1991, la Fiscalía Especial solicita se abra causa criminal contra Madriñán, Walker, Magallón y Agrazal, miembros del S-2 y G-2, solicitud que es acogida por el Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial el 5 de abril de 1991.
DICTAMEN
Walker y Magallón fueron juzgados en ausencia y Madriñán con jurado de conciencia y condenados a quince años de prisión cada uno, en calidad de cómplices primarios, según la Comisión de la Verdad. Además, se les aplicó la pena accesoria de inhabilitación para ejercer funciones públicas por el término de 15 años.
Por su parte, Oscar Agrazal es juzgado en derecho y absuelto de toda responsabilidad. Se presentó una apelación contra la sentencia de condena emitida por el Tribunal, la cual fue negada. El 29 de noviembre de 1994, la Corte Suprema de Justicia, Sala de lo Penal, confirma la pena de 15 años de prisión.
¿QUIÉN ERA GALLEGO?
Oriundo de Salgar, Antioquia (Colombia), Gallego tenía 11 hermanos y ambos padres. Su progenitor poseía una finca de café. Estudió en el Seminario Mayor de Medellín. Llega a Panamá por vez primera el 5 de febrero de 1967, como diácono, a través de un llamado de monseñor Marco Gregorio McGrath a los seminaristas en su visita Colombia. El 16 de julio de 1967, monseñor McGrath lo ordena sacerdote, siendo en ese entonces, Obispo de Santiago.
Según su hermana Edilma Gallego, Héctor contaba con un gran sentido de organización y de liderazgo tanto en lo familiar, como en lo social. Las últimas vacaciones que pasó junto a su familia fueron en enero de 1971. Regresa a Panamá en febrero y seis meses después es desaparecido, de acuerdo a la declaración de su hermana.
Destrozada por la pérdida de dos hermanos más y el fallecimiento de sus padres, Edilma Gallego, mantiene las esperanzas que algún día sean hallados los restos de su hermano mayor y que su reputación sea limpiada en Colombia, donde llegaron rumores que el sacerdote era un ladrón y estafador. |