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La escuela Normal "Juan Demóstenes Arosemena" fue establecida en 1938 y desde entonces ha formado en sus aulas la mayor parte de los educadores panameños.
"La misión de la Normal es formar buenos maestros". Con ese lema introduce su discurso a los graduandos de 1951, el Dr. Vicente Bayard (q.e.p.d.), y este pensamiento fue su estímulo al asumir la Dirección de la Normal, y convencido por sus conocimientos tanto de Pedagogía como de Administración, reorientó la labor educativa de este plantel conjuntamente con un cuerpo de excelentes profesores nacionales y extranjeros (Chile, España, Méjico), quienes le imprimieron el dinamismo de las modernas corrientes pedagógicas, muchas aún vigentes dentro del sistema de enseñanza del país.
El esfuerzo solidario de la Dirección y los docentes, fructificó en una generación de educadores que dejó huellas, al llevar consigo esas ideas transformadoras que marcaron pautas en la educación nacional; pues el amor antes que todo, motivó su tarea de "poner la luz de la vida en el alma de la juventud".
Esta pléyade de maestros además de sus logros en el quehacer educativo, ha colocado muy alto su Alma Mater, dado ese anhelo de superación personal que les permitió desempeñarse exitosamente, no sólo como educadores de nivel primario y secundario, sino también en las Universidades Nacionales. Muchos de ellos laboran en la actualidad, dignificando la docencia con sus capacidades intelectuales, sus triunfos académicos y con el ejemplo de honestidad y principios morales.
Para estos maestros tan singulares, cuyas Bodas de Oro celebraron el pasado 27 de enero, mil felicitaciones, porque Dios nos bendijo con la gran oportunidad de recibir sus enseñanzas, en distintas etapas de nuestra formación docente.
La Escuela Normal entregó estos educadores a la comunidad nacional, hace cincuenta años; pero ese lapso no parece haber menguado los nobles sentimientos de aprecio que unieron a estos normalistas, cuyos rostros reflejaban la alegría y el entusiasmo del reencuentro; como también la nostalgia por los momentos vividos en la gran familia del Juan Demóstenes Arosemena, plena de chispa juvenil. Entre anécdotas de colegiales y los retos del presente fueron redescubriendo en los otros la cálida sencillez de los amigos que dejaron de verse ayer. Aquí no hubo maestros ausentes, todos se hicieron presentes en el recuerdo y en las oraciones, mezcla de fe y esperanza de estos compañeros de siempre.
Respetables maestros de maestros, aún "pasan triunfantes esparciendo torrentes de luz". |
