EDITORIAL
"Ni limosnas ni botellas, queremos trabajo"
La increíble represión de mujeres desempleadas, con gases lacrimógenos en Colón, por parte de las unidades antimotines de la Policía Nacional, le resta imagen al actual Gobierno por sofocar las protestas de desempleo y el clamor popular. Las desempleadas colonenses no hacían otra cosa que recordarle a la mandataria sus promesas electorales y que aún no han sido atendidas. La respuesta, un tanto insólita, ha sido la dispersión violenta de las manifestantes airadas cuya paciencia llegó al límite, ya que creen que el empleo debe darse desde ya y no cuando finalice el quinquenio. Por otra parte, en la comunidad Malangue de Pacora se oye la voz desesperada de los campesinos que reclaman caminos de penetración, agua, luz y educación. Según los campesinos, un solo legislador se ha acercado a través de su historia, supuestamente para enterarse de los problemas comunales. Sin embargo, desde hace bastante tiempo el parlamentario enmudeció y están paralizadas las gestiones para que atiendan a esa comunidad campesina olvidada de todas las administraciones. En torno a la Asamblea Legislativa se corre un manto de incredulidad por aquello de que sus ejecutorias no siempre van a favor de los intereses populares. El caso reciente de dos legisladores que trataron de introducir un artículo sobre operación de máquinas tragamonedas dentro de un proyecto de acuicultura deja muy mal parado a esos parlamentarios del sector oficial por tratar de sorprender en su buena fe al resto de la Cámara Legislativa. Estas acciones, provocadas supuestamente porque los legisladores desatendieron sus obligaciones por un juego de pelota, siguen proyectando una pésima imagen de ese cuerpo legislativo que si no se reforma la Constitución, aumentará de número en las elecciones del 2004. El clamor ciudadano es: "Ni limosnas ni botellas, queremos trabajo", pero por el tortuguismo del actual gobierno parece que no se va a alcanzar la meta que reduzca el desempleo. El Gobierno está empeñado en gastar el ahorro del pueblo panameño del Fondo Fiduciario al que le ha dado mayor prioridad en vez de despegar con proyectos que cristalicen sobre bienestar social. A todo esto, mientras se diluye la potencial amenaza del Hantavirus, siguen los asaltos y crímenes, la corrupción generalizada, los despidos masivos y las contradicciones entre los Ministros cuyas incoherencias ya no tiene precedentes en nuestra historia. Más aún, la medicina comercializada con atención de pacientes en forma deficiente y con medicamentos caros y con escuelas en precario a pocos días del inicio del año escolar, todo esto sumado a la crisis que se advierte pone de manifiesto un gobierno que no ha respondido a las expectativas con una mandataria autodesignada "Presidente de los pobres".
PUNTO CRITICO |
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