Si bien es cierto que el sistema educativo nacional es mediocre, lleno de anacronismo en sus contenidos, métodos de enseñanza que pasaron de moda en el mundo entero, y un cuerpo de educadores sin vocación ni cultura suficiente.
Pero también al panameño común no le gusta estudiar. Los profesionales se conforman con una licenciatura, sin especialización, sin diversificación. Y los técnicos no se actualizan, para ver qué es lo nuevo en sus ámbitos laborales.
Por ejemplo, muchas secretarias no leen para mejorar su español, y ayudar a sus jefes en sus labores de redacción de correspondencia.
Esa es la tónica: echarse y no estudiar para superarse en la vida.
Es menester que los panameños no se conformen con lo mínimo, y siempre busquen más y más para superarse. Tal vez haya que establecer mecanismos de competencia basados en méritos y rendimiento, y no en que si se tiene una "palanca" se consigue el puesto. |