EDITORIAL
Seguridad en el Canal
El paso de una nave con desechos
tóxicos, ayer, por el Canal de Panamá, plantea una interrogante
sobre la seguridad de la vía canalera, ya que los panameños
hemos avanzado en eficiencia administrativa, pero hay serias dudas sobre
la seguridad en la franja interoceánica.
En ocasiones anteriores, grupos ambientalistas han protestado por el
paso de barcos que transportan material nuclear, sin embargo las autoridades
respectivas han dicho que la seguridad es impecable, aunque es riesgosa
esa jornada de pasar por el canal, que de ocurrir un accidente sería
de consecuencias catastróficas.
El gobierno que se encargue en el nuevo milenio, debe considerar este
proyecto, pues se trata de algo más que un tránsito común.
Son varios los casos de accidentes que han ocurrido en la vía acuática
que hacen sospechar que no estamos exentos de un potencial accidente. Las
autoridades canaleras deben ir pensando en una legislación que regule
el paso de las naves y asesorarse con expertos en el tema.
Panamá no puede darse el lujo de improvisar en materia de seguridad
y debe escuchar a los dirigentes de grupos ambientalistas que han advertido
sobre el peligro de desechos nucleares. Ayer, transitó el "Swan
Pacific" y todo hace suponer que vendrán más barcos con
material radioactivo, por lo que hay que tomar previsiones para afrontar
un probable accidente en una de las esclusas.
El Canal de Panamá tiene que estar al margen de la política
partidista y el próximo gobierno no puede mostrarse mezquino ni con
limitaciones presupuestarias, tanto en la operación de la vía,
como en el renglón de inversiones. El Canal de Panamá tiene
que manejarse con eficiencia y honradez y no cabe aquí ni nepotismo,
ni los favoritos del régimen que se encargará en la alborada
del siglo 21.
Los candidatos a la presidencia de la República tienen que hacer
un compromiso ético de estar al margen de la política en los
asuntos canaleros, ya que la franja acuática se ha manejado en forma
impecable desde el año 1974 que se inauguró la vía
interoceánica. Y el pueblo panameño tiene que estar vigilante
que estos acuerdos se cumplan por la salud administrativa de la nación.
Las luchas por la reivindicación soberana del área del
canal son producto de un alpinismo generacional que incluye héroes
anónimos y dirigentes populares que están al margen de la
gloria. El gobierno debe considerar a estos panameños que ofrendaron
sus vidas, sangre, sudor y lágrimas, para alcanzar este objetivo.
Desde la Operación Soberanía del 2 de mayo de 1958 hasta
la jornada heroica del 9 de enero de 1964, hay hombres y mujeres que esperan
ser reivindicados. Y ayer, como hoy, cuando existe una potencial amenaza
de tránsito de carga nucleares, no dudamos que otra generación
estará dispuesta a impedir la peligrosa travesía para salvar
nuestro principal recurso. El canal es una de las maravillas de la ingeniería
moderna y sigue siendo la religión que une a todos los panameños.


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