A ORILLAS DEL RIO LA VILLA
El chirrisco sigue matando
Santos Herrera
El hombre o la mujer, nadie
sabe, desde sus orígenes, en los distintos puntos geográficos
del planeta, siempre se interesó en encontrar alguna bebida fermentada,
que al tomarla se sintiera estimulado y alegre. Donde había uvas,
inventaron el vino, donde había maíz la chicha y donde se
daba la caña de azúcar, utilizaron el guarapo para producirla.
El asunto es que en las distintas civilizaciones grandes o pequeñas,
pobres o ricas, siempre se le ha rendido culto al licor. Fue tanto el fervor
demostrado en las culturas pasadas, que los griegos le dieron categoría
de Dios, llamándolo Baco o Dionisio, que según la mitología
era hijo de Zeus y de Semele. En el continente americano, nuestros aborígenes
también lo divinizaron y fueron sus más fervientes practicantes
y adoradores.
Queda claro, pues, que eso de emborracharse no es nada nuevo. El hombre
lo viene haciendo desde el momento en que se bajó de las ramas de
los árboles. Y las diversas etapas de una buena juma, siempre han
sido las mismas. Como dice el poeta poceño Jesús Crespo, cuando
se empieza, el bebedor levanta la cabeza con arrogancia, imitando a un vanidoso
gallo. Si continúa tomando, comienza a bailar, a saltar, a contar
chistes colorados y hacer gracias que recuerdan las morisquetas de un mono.
Si insiste en la tomadera, de repente se convierte en un tigre, buscador
de pleitos, grosero y perequero, creyéndose el hombre más
guapo de la tierra. Por último, totalmente borracho, se parece a
un puerco tirado por el suelo, vomitado desde la cabeza a los pies y para
colmo, empieza a llorar inconsolablemente. También nos atrevemos
a afirmar que los efectos de la goma de hoy y los de hace 20,000 años,
son los mismos.
Todas estas ideas han llegado a mi mente, al escuchar en la radio valiente
denuncia de una señora, en la que manifiesta que frente a la Escuela
de Chupá, en Macaracas, se vende abiertamente chirrisco o cimarrón.
Idéntica queja fue expresada por un morador de Los Pozos, que sin
tapujo dijo que en las comunidades de ese Distrito se vende impunemente
el chirrisco durante todos los días del año, por lo que un
alto porcentaje de la población está siempre en fuego o en
estado de embriaguez.
Hacemos dicho señalamiento con la más estricta seriedad
por la razón de que personas irresponsables están utilizando
un criminal procedimiento en la fabricación de chirrisco o cimarrón.
Resulta que para lograr una rápida fermentación, aplican ácido
de batería, que por su elevado contenido tóxico, produce una
bebida altamente peligrosa para la salud de los que la toman. En consecuencia,
en cuestión de semanas, los tomadores de chirrisco o cimarrón
empiezan a sufrir graves trastornos en el hígado, causándoles
cáncer, que en poco tiempo los lleva a la tumba, estando aún
en la flor de la juventud. Confíamos en que los gobernadores de las
dos provincias, actúen de manera urgente, con la finalidad de erradicar
tan bárbaro sistema que está destruyendo la vida de los jóvenes
de nuestra campiña.

|



|
AYER GRAFICO |
Tres ex reinas del Festival Nacional de la Caña de Azúcar
en Pesé, provincia de Herrera |


|