El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, expresó su total confianza en su secretario de Justicia, Alberto Gonzales, en el ojo del huracán por el escándalo sobre la destitución de ocho fiscales federales.
"Tengo toda mi confianza en Gonzales", afirmó Bush, que reveló que habló con su secretario de Justicia y fiscal general.
Sin embargo, se reconoció decepcionado por las explicaciones dadas por ese Departamento sobre el cese de los fiscales.
"Se cometieron errores y no estoy complacido por eso", agregó el presidente, en una rueda de prensa en Mérida (México) con su colega mexicano, Felipe Calderón.
Gonzales irá al Capitolio para explicar el escándalo a los legisladores estadounidenses.
Según Bush, "cada vez que alguien va al Capitolio, tiene que asegurarse de que entiende los hechos y cómo explica las cosas a los legisladores".
"Que tanto republicanos como demócratas sientan que no hubo una comunicación franca me preocupa y preocupa al secretario de Justicia. Así que ha tomado medidas, y tiene que seguir tomándolas", explicó.
Sin embargo, el presidente consideró que los ceses de los fiscales fueron "completamente apropiados" y la Administración está en su derecho de cesar a esos funcionarios cuando lo considera apropiado.
Gonzales, reconoció que hubo omisiones de su parte y que debió estar más involucrado en el proceso de destitución de ocho fiscales federales, pero reiteró que no renuncia. "Mi permanencia en el cargo está en manos del presidente", señaló el funcionario en presentaciones de un programa de la televisión.
La destitución de los fiscales federales, que son designados por los presidentes, es atribución del Poder Ejecutivo y se tramita por el Departamento de Justicia. El despido de los ocho fiscales ha llamado la atención del Congreso, tras conocerse que varios líderes republicanos, presionaron para agilizar las investigaciones de fraude electoral contra varios demócratas.