Los carnavalitos se desarrollaron con extrema seguridad en las áreas de las costas de Colón y en el centro de la ciudad.
Los uniformados cubrieron las calles desde las primeras horas del día guardando los culecos y los desfiles en la tarde.
Algunas personas se quejaron de que no son maleantes y no merecían ser revisados por los policías que cumplían su misión de requisar a través del "pele-police" para evitar que se filtraran sujetos violentos al área.