Una ráfaga de balas se confundió ayer con el llanto de la gente que acudía al entierro de Nelson Agustín Araúz, en el Cementerio Amador.
La gente corría como "alma que lleva el diablo", hubo desmayos, gritos y personas desesperadas. Nelson, de 18 años, fue asesinado el Martes de Carnaval en calle 13, Santa Ana, de un disparo en la espalda. Su presunto homicida -un menor de 17 años- fue capturado ayer en calle 14, Santa Ana.