Una ráfaga de balas se confundió con los llantos de la gente que acudía al entierro de Nelson Agustín Araúz la tarde de ayer, miércoles, en el cementerio Amador, ciudad capital.
Familiares y amigos del hoy occiso le estaban dando cristiana sepultura cuando de repente se oyeron los disparos.
La gente corrió como "alma que lleva el diablo"; hubo desmayos, gritos y personas desesperadas que no sabían qué hacer.
La gente dijo que las balas provenían de la denominada barraca Don Bosco.
Gracias a Dios no hubo heridos, pero sí muchas personas asustadas que aseguraban desconocer el motivo de dicha balacera.
El hoy occiso, de 18 años, fue asesinado el Martes de Carnaval en Calle 13 de Santa Ana, con un disparo en la espalda,
Pero como si quisiera que su muerte no quedara impune, la justicia estaba haciendo de su parte porque ayer mismo, en Calle 14 de Santa Ana, fue capturado su presunto homicida: un menor de edad de 17 años, quien era buscado por su participación en el hecho de sangre.
La captura de este menor se produjo en el caserón conocido como la barraca "Marco Policía", ubicada en Santa Ana.
El joven fue remitido donde los expertos que tratan los casos de menores infractores.