Cuando el trabajo no es agobiante, en ese ratito de relax, los amigos, sin importar de qué departamento, planean el arranque luego de la salida.
Ese arranque, más bien "trip" no tiene por destino una discoteca, sino un lugar dotado de una gran mesa, en la que necesitas varias bolas de colores, un taco y la concentración. Mientras unos observan de cerca los movimientos de los jugadores de turno, otros piden su espuma fría, y hasta en "camiseta", como dicen el barrios populares.
Esa descripción que diéramos de los elementos necesarios se traduce a una cosa, el billar, que se basa en el choque de bolas entre sí. Todo da inicio con el impulso de una de las bolas, con ayuda del taco, ese palo alargado, de suela de cuero, que transmite el movimiento de la bola.
Entre algunas tiradas, el taco se recubre de un polvo que evita se deslice, una especie de tiza.
Con el paso de los años, el material de las bolas ha ido cambiando. El billar se ha dado a conocer por la popular bola 8, aunque se utilizan las 15 del conjunto. Es juego para dos o en equipo. Ellos deberán, poco a poco, introducirlas en los agujeros ubicados en las paredes de las mesas. Cuando logra introducirse la bola 8, se gana el juego.
En este competitivo juego hay variantes de las reglas, por país. Por ejemplo en Panamá, existen hombres y mujeres que se entrenan y cada vez ganan más profesionalismo en cuanto a las técnicas, porque se hacen competencias a nivel internacional, en donde se premia la astucia.