EDITORIAL
Se acaba la farsa
El último día del carnaval despierta en medio del luto y el dolor de más de 20 familias que jamás olvidarán que estas fiestas le arrebataron a un ser querido.
El desenfreno continúa, no importa cuánta sangre se haya derramado. El objetivo es gozar "hasta la muerte". Esta parece ser la consigna de muchos panameños que se preparan con un año de antelación para disfrutar los cuatro días de desenfreno, donde se dice, la moral es pisoteada y relegada a una esquina en el callejón.
Como quiera que las autoridades pongan a disposición de todos, gran cantidad de unidades de seguridad, esto no frena la ola de muerte que se registra cada año.
Las miembros de la Cruz Roja, SINAPROC, el Cuerpo de Bomberos, policías y personal paramédico, han hecho un trabajo esmerado, pero la muerte siempre logra vencerlos.
En países tan pequeños como Panamá, lo recomendable es mantener la cordura. No dejarse gobernar por el licor y las pasiones sexuales que, sin lugar a dudas, dejarán a más de cuatro contagiados con el virus del SIDA.
La repartidera de condones por cada esquina pareciera la fórmula para evitar más contagios, pero sin saberlo es la luz verde para promiscuidad peligrosa. Quedará en cada hogar meditar si es correcto morir de esta manera, en manos del alcohol.
A partir de mañana inicia el periodo cuaresmal, una época en que muchos de los que gozaron del dios Momo, ahora quieren entrar en paz con Dios. Nadie puede servir a dos señores. Ahora es el momento en que los panameños realicen análisis de conciencia y permitan de forma espiritual su conversión. Dios es muy misericordioso y ama a los que abren su corazón para alcanzar la salvación. Hay que despertar porque se acaba la farsa.
PUNTO CRITICO |
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